Los himenópteros son los segundos seres en la escala de inteligencia después de nosotros. Son las abejas, y también las libélulas, las mariposas que tratan de mantener viva la tierra. Mientras, sus más parecidos la estamos destruyendo. Son mundos insignificantes para la ignorancia que se reproduce en migraciones, fundaciones, cadenas de recolección y transformación, danzas de la fertilidad, ejercicios de poder y empobrecimiento de la especie.
Mientras unos miran hacia el cielo y descubren el infinito y la fe, otros lo hacen hacia el suelo y se encuentran con la razón. Esta reflexión le costó la vida al padre Giordano Bruno.
El ecocidio podría convertirse en un nuevo crimen contra la humanidad. En las últimas décadas se ha probado la necesidad urgente de adecuar las herramientas jurídicas, tan lentas, trabadas y con escasas compensaciones para las víctimas, para proteger la vida en nuestra Tierra frente a las sustancias químicas defoliantes, como aquellas armas de guerra en Vietnam, y ahora lo son los pestilentes e incendios, un desgarro sentimental gracias a la torpeza administrativa, o algo peor, pues el origen de las catástrofes va asociado a las grandes economías.
Dicen que el expresidente argentino Macri llamó al presidente actual de la República para recomendarle que terminara con la cuarentena de la covid, para decirle que inexorablemente el contagio iba extenderse y que admitiera que murieran los que tenían que morir, pero que no frenara la economía porque “es lo más importante”. Que se mueran los que tengan que morirse; lo dijo hace un año, ahora lo niega.
La teoría del libre comercio nació para la paz y la buena voluntad, la idea fue, y es, que con mayor intercambio comercial habría interacciones más pacíficas. Esta transición ha dividido a liberales de izquierda y derecha; avanzan junto al declive de los movimientos socialistas reales que definen a unos y otros en función de si se cree o no que el Estado debería estar haciendo más o menos.
Hay una dimensión moral y económica en el argumento liberal. No fueron demócratas en sus inicios, idearon muchas estrategias para limitar el voto a aquellos sin educación o que no pagaban una cantidad de impuestos sobre la renta; idearon formas ingeniosas de diseñar límites constitucionales a la clase trabajadora (la chusma). Frente la inmersión del oro, ¿qué hacer ante la irrupción de la clase obrera en el escenario político, cómo limitarla? Dicen que está claro el uso del Estado para impulsar y satisfacer las necesidades del capital, no permitiendo que se anulen las privatizaciones, derogando leyes sindicales, que no se construya vivienda pública…
Francesc Reina
