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jueves, abril 18, 2024
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Ladrones de sueños

«Sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte» canta el imprescindible Joan Manuel Serrat. ¿Qué sería de la existencia sin referentes futuros, vivir sin sueños de algo mejor?

Sabemos que no hay una forma única de pensar; hay quien afirma que los partidarios de la utopía se apartan de la democracia, que son el derrumbe de apuestas históricas perdidas. El rechazo es creciente, los nuevos paradigmas llegan de la mano de los dueños del mundo – la alta tecnología, los medios de comunicación, la industria de fósiles – La tierra prometida no tiene más espacio que para las ideologías del pragmatismo. Pasa con los efectos perversos del pensamiento único, signos de identidad organizados alrededor del “ojo por ojo” que buscan juegos de “suma cero”, rentabilizan sus acciones contagiando las emociones de diversos grupos con mensajes sobre distopías apocalípticas, buscando, como siempre, sembrar el miedo tras anunciar grandes represiones.

Podemos ser individualmente inteligentes pero somos colectivamente ingenuos cuando olvidamos que la construcción de mentiras tiene su mayor aliado en las tradiciones y las creencias cuando favorecen la expresión de unos privilegiados que usurpan la palabra (una característica de nuestra especie es creernos todos los inventos que nos han dicho para entender el mundo); para que ignoremos que el sapiens puede desempeñar, todavía, la tarea de hacer más humana la humanidad, una reflexión de la que escribieron Tomás Moro, Campanela, Giordano Bruno, Bacon, Montale, molestando mucho al poder, algunos fueron condenados.

El principio democrático debería ser contrario al del mercado. Pensar sin mover las ideas se parece a seguir volando sin mover las alas. Pero cuidado, existen sueños malos, los buenos son códigos de esperanza y transformación que ofrecen viajes atemporales a la gente atrapada por la burocracia y la economía descontrolada, que cuida a los destinados al fracaso. Sin ellos no hubiera sido posible la teoría de la relatividad (lo dijo el mismo Einstein), ni Imagine o Yesterday. Ajustaron su ingenio para encontrar ideas que promovieran cambios.

Soñadores de fraternidad, somos la especie que más daño hace aunque también, la que escribe las mejores poesías.

Por mucho que se niegue, la humanidad ha progresado con movimientos excéntricos: el pensamiento de la no violencia, el cuidado de la naturaleza y de lo sencillo, propuestas morales encabezadas, muchas de las veces, por las mujeres… El marxismo desenmascaró a la burguesía, la revolución francesa expulsó a la cruel aristocracia, Darwin apartó al humano del centro de la creación. Los creadores, las artistas, investigadoras, remueven los sueños: la llave para hacer cosas.

Francesc Reina

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