Hay personas que apenas pueden pensar en sí mismas, para que encima les vayamos pidiendo que tengan en cuenta a los demás. Me enferman aquellos que van dando lecciones de eso que llaman empatía, alteridad, bien común y cosas así, para que después, en la intimidad o en el recreo, se pasen por el forro todo lo que dicen.
Es imposible separar al sujeto de sus circunstancias. Vaya por delante que no se puede definir tan alegremente lo que normalmente decimos bueno o malo. El comportamiento humano, diría mi profesor Josep Mª Puig (y yo lo comparto), está totalmente determinado por las influencias que recibimos del exterior. Además, estamos muy lejos de controlarlas, por mucho que digan los que escriben libros de Autoayuda. La cuestión, aunque parezca absurdo, es que no somos conscientes de lo que nos pasa… Y esto es pasto del mensaje del autoritarismo, consumismo, del aislamiento…
De la teoría sobre las manzanas podridas surge esta gran pena que insiste sobre los elementos patológicos que pretenden explicar las responsabilidades personales. La cuestión es que es imprescindible controlar nuestros entornos para lograr ser más autónomos. Qué cosa tan difícil. Mucho de esto tiene que ver con la política. ¿Cuándo nos vamos a enterar de que el carácter no designa la conducta? Esto es lo que nos quieren hacer creer. No existen comportamientos estables, sólo hay situaciones. Es imposible separar a los individuos de las circunstancias, por eso es tan importante invertir en la educación.
Francesc Reina
