No todo el mundo sabe que atender a los más débiles requiere redoblar esfuerzos, si en realidad se pretende ir a mejorías. Para obrar correctamente es necesario disfrutar de un entorno cómplice y estimulador, que cumpla con patrones sobre buenas prácticas, donde destaque la figura de un buen liderazgo. Una virtud básica de profesionalidad debe ser la actitud comprensiva; no confundir con la piedad y la misericordia ( Bruno Bettelheim escribió el libro Con el amor no basta, el desgarrador retrato de cómo muchas religiosas maltrataban a los huérfanos en ciertos centros de Italia); también están las obsesionadas por encontrar la mentira, el lapsus, acentuando el papel de inspector policial; o los que piensan que quieren vivir del cuento, que no se merecen nada. Tener conocimientos sobre la naturaleza de los necesitados da pistas sobre sus facultades dormidas o perdidas, o non natas, donde lo falso puede ser pero no es lo general. Un gesto arrogante no siempre es una amenaza, también es debilidad. No hablar indica bloqueo, no siempre falta de colaboración. Las situaciones complejas requieren miradas abiertas (como escuchar) para tomar decisiones acertadas.
No estar preparado para comprender a las personas que sufren es una gran pérdida de energía. Así dejaron constancia la experiencia de Deligny en sus Vagabundos eficaces o Makarenko, con su Poema pedagógico. Los frágiles son gentes normalmente maleducadas, feas, incluso sucias, que incluso pueden hacer daño (Paulo Freire contaba que en algunas aldeas del Brasil, se comían a los educadores).
Las organizaciones deben garantizar el rigor y la calidad en el cuidado: no permitir que lo técnico sea desplazado por lo administrativo, que alguien sin experiencia o con estancias temporales cortas sea orientado por alguien con más años, que los criterios de trabajo no vayan cambiando por el capricho de alguna cabecilla iluminada. Que se sepa que existen, y no hace poco, asesoramientos en ética aplicada para hacer las cosas lo menos mal; no deberían enterarse sólo por la prensa que existen métodos de reflexión y consenso on-line con saldos muy positivos desde hace años.
Estamos en épocas de protocolos, guías que pueden medir la excelencia para ir apartando la vulgaridad en el trato a las personas.
Francesc Reina Peral. Pedagogo