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viernes, marzo 29, 2024
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La Conferencia de Presidentes con el País Vasco, pero sin Catalunya

ánchez ha convocado la nueva Conferencia de Presidentes y, como es la número 24, conviene recordar que no comenzaron con los presidentes González ni Aznar, sino con Zapatero. Y también que durante los gobiernos del PP solo se han celebrado 2 de las 24 citadas.

Tampoco es baladí el hecho de que al menos 14 de las 24 no se habrían celebrado de no haberse producido la pandemia, pues se concentraron en los cuatro meses que van de marzo a junio de 2020.

Pero, sobre todo, llama la atención que la de mañana será la segunda a la que asista el rey reinante, ambas con Sánchez. Fue la número 21 y tuvo lugar hace un año en San Millán de la Cogolla.

Hablando de recuerdos, precisamente en esa de San Millán, mientras Sánchez y Felipe VI hacían teatro entre los presidentes autonómicos con una mano, con la otra preparaban la fuga del padre del segundo, Juan Carlos I, que se produjo tres días más tarde.

Es probable que los presidentes de las Comunidades y Ciudades Autónomas españolas nunca se hayan sentido tan burlados y humillados por el rey y el gobierno en comandita como en aquella ocasión.

Pero tal parece que el sueldo en política institucional permite soportar cualquier ofensa pues, salvo el catalán Aragonés, los demás han anunciado que mañana estarán en la cita como buenos corderitos. O como títeres. O como “soldados de España”. Esta vez en Salamanca.

Tampoco estará mañana Pablo Iglesias, que sí acudió a San Millán y, por lo que se supo después, tampoco tenía ni idea de los manejos de Sánchez y Felipe VI con la huida del emérito. Menos de un año después el entonces vicepresidente abandonó el Gobierno con la excusa de competir en Madrid. ¿Por qué no dimitió cuando supo que Sánchez le había engañado como a cualquier presidente autonómico?

Ahora que ya no está en política, podría responder con verdad el ex de Podemos.

Por último, se da la circunstancia de que Urkullu, el vasco, se ha estado resistiendo hasta conseguir de Sánchez nuevas competencias, a traducir por la gestión directa de recursos económicos que el resto de CC.AA. solo recibirán tras pasar por el Ministerio de Hacienda, aunque se generen en sus territorios.

De todo lo anterior es posible deducir algunas conclusiones.

Pere Aragonés ha denominado “Conferencia Fake” a lo de mañana, y no le falta razón. Está prevista una intervención de cinco minutos por cada presidente autonómico. Sin comentarios.

Urkullu sabía que, por cada minuto que él permaneciera en Salamanca, Sánchez estaría dispuesto a pagar lo que fuera, pues en La Moncloa no podrían soportar que el País Vasco se uniera a Catalunya en el boicot a ese teatro.

Catalunya y el País Vasco practican dos estrategias distintas en la lucha por el derecho a decidir sus respectivos futuros. La de los catalanes es siempre pacífica, masiva, valiente y con implicación de una Generalitat que los independentistas se ganan en las urnas. La de los vascos sigue pagando las consecuencias de la derrota de ETA, pero, a falta de apoyo popular a favor de la independencia, consigue nuevas transferencias capitalizando en beneficio propio la lucha de los catalanes.

Desde el Gobierno del Estado se han practicado, también, dos estrategias distintas contra ese mismo derecho a decidir en el País Vasco y Catalunya. Ambas, distintas en cuanto a los eventos, comparten el objetivo principal de cumplir la única orden que el dictador, poco antes de morir el 20 de noviembre de 1975, le dio al entonces príncipe Juan Carlos de Borbón: la de evitar que se rompiera España.

Fue el mismo compromiso que, según publicó el Diario 16 de la época, asumió Juan Carlos I, ya rey, el 23F de 1981 durante la conversación que mantuvo con uno de los franquistas más peligrosos que seguían en el Ejército: Milans del Bosch. Tras esa palabra del rey, retiró los tanques de las calles de Valencia.

Bien podría decirse que, desde aquella Transición que se cerró golpe de Estado mediante con algunos instigadores aún desconocidos gracias a la Ley de Secretos Oficiales, y que sirvió para sellar la alianza del socialismo felipista con el Borbón Juan Carlos I, hemos pasado a una fase de sustitución de los firmantes de la misma alianza en las personas de Pedro Sánchez y Felipe VI, pero orientada al cumplimiento de la misma orden autoritaria: mantener a cualquier precio la unidad de España.

Domingo Sanz

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