Ante el sospechoso archivo de la “Kitchen”, tertulianos multicolores hablan de la “justicia garantista” para salvar los muebles de un Estado cuyo Poder Judicial está, en el nivel de su Consejo General, okupado por 21 juristas adictos a unos cargos bien retribuidos, pues ya llevan tres años más de los que pone en la ley.
Como siempre que alguien dice que garantiza algo que no controla reacciono en defensa propia. Al instante me ha venido a la cabeza una comparación cualquiera, de esas tan odiosas como certeras.
¿Puede ser garantista una Justicia en la que su Tribunal Constitucional tarda más de 60 meses en comparar con la Constitución una ley de solo cinco artículos y siete disposiciones varias, la de la amnistía fiscal de Montoro y, en cambio, su Tribunal Supremo tarda solo 25 meses en condenar a 12 personas a penas de hasta 13 años de cárcel en un asunto como el del Procés?
Otra pregunta me viene a la cabeza, y tampoco puedo borrarla.
¿Qué está garantizando un Tribunal Constitucional que lleva once años sin dictar sentencia ni archivar el recurso contra una ley del aborto que afecta a millones, a la vista de que quien lo interpuso, ese PP de Rajoy y la Kitchen del que Casado dice no saber nada cuando le preguntan, no procede a retirarlo?
Lo que con eficacia absoluta garantiza la Justicia española es la inviolabilidad de Felipe VI para que haga lo que le dé la real gana, tal como estuvo haciendo su padre, alguien que, al menos desde que ganó Felipe González en 1982, se aburría mucho, tanto de cintura para arriba como de cintura para abajo.
Hay quien dice que Peñafiel dice que Felipe VI padece narcolepsia, pero, a la vista de lo muy dormido que se queda en los eventos, yo creo que son los catalanes los que no le dejan conciliar el sueño por las noches. Por tanto, debemos agradecer a esos rebeldes que el rey de ahora no se aburra tanto porque, de lo contrario, ¿quién puede asegurar que un hijo inviolable no vaya a parecerse a un padre inviolable, y más si hablamos de borbones inviolables?
Imposible, pues, evitar la monarquía cuando hablamos de la justicia española, pues no existe juez capaz de actuar contra cualquier rey o reina por muy delincuentes que sean, y todo por culpa de la tan particular como interesada manera que tienen de leer el artículo 56.3 de la Constitución.
Descartada la muy “garantista” justicia, debe actuar la política. Hay cuatro “ex” que podrían escribir al padre de Felipe VI una carta que dijera lo siguiente:
“Remitentes: Felipe González Márquez, José María Aznar López, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy Brey.
Destinatario: Juan Carlos I.
Majestad, seguro que te acuerdas de nosotros.
Antes de comenzar, decirte que nos hemos enterado que tu hijo el rey, y Pablo Iglesias se tutean, y nosotros haremos lo mismo contigo. Es evidente que, entre ambos, el de Podemos ha salido perdiendo, pero nosotros no tenemos nada que perder.
Te escribimos los cuatro para decirte que nos has dejado con el culo al aire ante todos los españoles por tu maldita manía de meter la mano en la caja de todos y también entre las piernas de señoras poco discretas, y que no podemos dormir pensando en que un día a la tal Corinna, harta de tantas molestias y de que le pidas ahora unos millones que le regalaste, le dé por divulgar algún video que podría haber grabado contigo en paños menores, o sin paños, por si algún día le giraban mal las vueltas que da la vida. Como aquel de Pedro J. con Exuperancia, ¿recuerdas?
En fin, que lo nuestro es un sin vivir y se nos ha ocurrido que lo mejor, tanto para ti como para nosotros cuatro, y también para los españoles, fíjate que triple win más interesante, sería que le entregaras al Gobierno toda la pasta que tienes oculta quien sabe dónde y cómo, esa que el New York Times dijo un día que podían ser dos mil millones. Te ahorrarás, entre otras cosas, las minutas de los abogados que estás contratando para que te defiendan.
Y si, cuando devuelvas el dinero, dices que es para financiar la factura de la luz a las familias que no pueden pagarla, estupendo, porque a dos de nosotros nos están cogiendo mucha manía por eso que te imaginas.
Lo que te pedimos es justo porque, si te hubiéramos controlado de cerca, tu vida habría sido mucho más aburrida.
Piénsalo, rey nuestro, pues pronto morirás y esa es una de las pocas cosas en las que eres igual al resto de los españoles según la Constitución. Quizás por ese motivo ni lo menciona.
(Que qué listo fuiste pillín, pues la firmaste porque sabías que te convenía).
Deseando que, aunque sea lejos, lo sigas pasando tan bien como siempre, quedamos, los cuatro, a la espera de tus noticias.
Pero que no tarden.
Firman los cuatro expresidentes aún vivos de los gobiernos de tu reino.”
(Vale, dejaré de soñar, pero al menos uno de los cuatro podría atreverse).
Domingo Sanz