Hoy les voy a relatar una historia del compresor del aire acondicionado del automóvil.
Hacía días que lo ponía en marcha y tardaba en enfriar el aire del automóvil. Estaba de vacaciones y decidí que me miraran para ver si le faltaba recarga, lo dejé en el taller y a media mañana me indicaron que me pasara. Al llegar, el encargado me dijo que el compresor fallaba y que se tenía que cambiar y cargar de gas.
Me hizo un presupuesto y subía aproximadamente 775 euros más IVA. Pregunté si habían reparados y me indicaron que en los meses de agosto y septiembre sería difícil gestionar este tipo de solución. Les indiqué que ya les diría algo.
Llamé a mi mecánico y por suerte aún trabajaba. Bajé al taller al día siguiente y le comenté todo lo que me había pasado, le dejé el coche y a la hora volví. Me dijo: «dame 80 euros y en paz». Le pregunté qué había pasado y me dijo que había 140 gramos de gas, recargó y hasta ahora sigue funcionando.
Subí para la zona de vacaciones y fui al taller, pedí por el encargado, salió y le pregunté por qué sabía que fallaba el compresor y me dijo «porque no podía cargar ni vaciar el gas». Le pedí que me enseñara los latiguillos de rosca que se acoplan en el compresor y vi que no eran los de mi coche ya que los míos tienen un pin que empuja para poder recargar. Me dijo que lo sentía y que le disculpara.
Supongo que si hubiera pagado todo hubiera funcionado perfecto y todos felices … como siempre supongo que no le pasa a todo el mundo, pero pasa.
José Megías