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lunes, octubre 14, 2024
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Historias de un jubilado 1.1

Hola. Tal y como les comentaba en mi anterior artículo, les narraré una serie de escritos sobre las reparaciones del automóvil. En los años 1957 al 1970 casi todos los automóviles que teníamos en el mercado, empezando por el famoso 600, no tenían nada o casi nada de electrónica. Cualquier avería que teníamos la reparaba el mismo propietario o un taller próximo a la vivienda, por no decir la misma casa que fabricó el automóvil.

Con estos cambios que se han realizado (electrónicos) nosotros cada vez intervenimos menos en la reparación, ya que somos unos “profanos”. Y ahora colocan un cabezal en la tarjeta de programación y les indica el error.

Les iré contando muchos casos  que me han pasado a mí. Le llamaremos el caso del motor del limpiaparabrisas.

Un día circulando por la autovía se puso a llover, hacía tiempo que no había utilizado el limpiaparabrisas y lo puse en marcha. En vez de realizar el recorrido normal de ida y vuelta realizaba la trayectoria a saltos. Decidí llevarlo a un taller cercano a mi casa y el mecánico me dijo que no había cambiado ninguno y que tenía mucho trabajo.

Llamé al concesionario y me dieron hora para el día siguiente a las 10 de la mañana. Me comentaron que en una hora o un poco más lo tendría terminado. Les di mi teléfono y que me llamaran cuando estuviera terminado. Efectivamente, a la hora me llamaron, como estaba en un restaurante que estaba al lado del taller, en unos minutos llegué.

Me indicaron que ya funcionaba y me dijeron que fuera a pagar. Fui a facturación y me entregaron la factura: 280 euros. Les comenté que me entregaran el motor averiado, ya que yo realizaba el control de estos componentes y la línea de montaje, para la empresa que los fabricaba, y fueron al taller a recoger el motor averiado. Llegó el encargado y dijo: hay un error en esta factura, no es de su coche, a su coche solo se ha engrasado el eje del motor que seguramente había entrado polvo y por este motivo trabajaba a golpes.

Me cobraron 65 euros y aquí termina el problema. La pregunta que me hago es: ¿esto ocurre muchas veces? Bueno, los que pagamos no nos enteramos.

P.D. Como les comenté en el primer capítulo les iré escribiendo sobre estos temas.

Josep Megías

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