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sábado, abril 27, 2024
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Egoísmo inteligente, una teoría del apoyo mutuo

No es del todo cierto que las segundas partes sean malas; eso sí, hay que darles una oportunidad. Al menos eso le pasó a Charles Darwin tras escribir El origen de las especies. Tiempo después, él mismo caería en la cuenta de que su famosa expresión: «la lucha por la existencia» había sido una metáfora mal interpretada; la interdependencia, tal como puntualizó más tarde en El origen del hombre, no pretendía justificar el combate cruel entre individuos, sino la estrecha colaboración entre especies para ganar la perpetuidad, para conseguir bienestar entre los grupos mediante la cooperación, un factor determinante para la evolución.

De cualquier forma, sus reflexiones llegaron tarde, y aunque se salvó de la quema como no ocurrió con Galileo, poco importó para el poder bárbaro que se aprovecharía de sus primeras palabras para hacerlas suyas y ensalzar a la clase social de los más fuertes con su visión duramente competitiva y codiciosa. Después, pasados los siglos, somos testigos de que sigue siendo esa la misma táctica en la economía-la política-las relaciones geoculturales… El famoso eslogan de aquel geólogo: «la selección natural» le jugó una mala pasada cuando fue apadrinado por aquellos que atesoraron sus ideas y las resignificaron según sus intereses, esos que piensan que la Tierra les pertenece, que han ido financiando sus propósitos turbios, sus razones falseadas, sus guerras malas, que han ido escondiendo cosas muy feas bajo las piedras.

Fue el acallado pensador Piotr Kropotkin quien siguió desarrollando la línea abierta por el ingles, para descubrir el desafío de los lazos, el debate sobre la fraternidad y las formas de relación entre los seres vivos y los escenarios ecológicos (también con los imprescindibles microbios). Aquel anarquista puso el mayor énfasis en las condiciones ambientales, en el clima y la alimentación. No creía en la bondad humana, de ningún modo en su simpatía y su amor, pero sí en su conciencia solidaria y la reciprocidad, algo que últimamente se le reconoce como egoísmo inteligente.

Es a través del apoyo y la ayuda mutua, y no mediante la lucha despiadada del – todos contra todos –  como las sociedades humanas han podido sobrevivir y extenderse. Es el milagro del mayor de los rescates, el del Cuidado, lamentablemente el valor más castigado: no son las más fuertes sino las más aptas las que aseguran nuestro futuro.

Francesc Reina

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